jueves, 28 de julio de 2011

Editorial: Una verdad dicha

En los últimos días hemos vivido momentos tensos por la “libertad de expresión” y en la que en este país se confunde mucho este término con “decir lo que quieras”.

Todas las personas, dentro de su territorio, sean nativos o sean extranjeros, deben respetar normas y leyes, más aún cuando eres dueño de una columna de opinión o medio de comunicación.

Difamar, injuriar, a una persona o simplemente enmasillar su nombre con mentiras es penado aquí y en la China. La libertad de expresión, y uno de los argumentos clásicos, asociado a John Stuart Mill, es el esencial para el descubrimiento de la verdad. Una verdad que muchas veces es escondida, cuando no conviene y muchas veces manejada al antojo de ciertas personas de poder.

Ahora, no podemos hablar de “libertad” cuando los mismos medios tiene esclavizada a la “caja boba”, poniendo lo que ellos quieren y peor aun cuando son manejados para intereses económicos.

Muchas personas dirán que estamos a favor de la sentencia que se le impuso a un diario de circulación Nacional y la realidad es que sí, hay muchas verdades a medias y como hay un dicho: “Una verdad a medias, es una mentira completa”.

De ahora en adelante no hay que tener miedo con lo que se escribe, se dice o se deja de pensar, hay que cuidarse mucho como lo dices y con qué intención se lo dice, no lo aplaudimos pero como decimos los jóvenes, alzamos el pulgar en este hecho en particular, si acusas a alguien, que sea con pruebas, si vas a mentir, que sea con pruebas, si vas a defender la libertad de expresión, que sea con la verdad.

No hay que callar, no hay que mentir, sólo hay que decir la verdad, bajo cualquier circunstancia y bajo cualquier lugar.

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